Fragmento de entrevista: Memorias de Juan Domingo FREYRE

Foto © Rubén D. ROMANI

Foto © Rubén D. ROMANI
«… Hay un hombre pobre que no sé dónde vivía y tiene familia, y va buscando, va buscando hasta que encuentra uno más rico que él y ve que le puede dar lugar para hacerse una casita, hacer unos adelantos…, y lo habla al más rico y, a ver si le da lugar, y el rico le dice que bueno. Hace la casita el hombre, planta unos árboles de adelanto. Después al tiempo, a unos años, el rico va y se interesa en eso y le dice que tiene que desocupar de ahí. El le dice que no. Pués, si le paga los adelantos sí, si no se los paga no puede.
– Mire, me los va a desocupar igual, no le pago nada, nada…

Y el pobre le dice que no. Entonces el rico, por no pagarle los adelantos al hombre pobre se va al juez y lo conversa, al juez; lo conversa y lo paga al juez porque vaya y lo desaloje. El pobre no cobra nada y el juez cobra.

Salió, había otra oficina ahí que trabajaba uno de los Corvalán a donde antes era la Departamental, ahora son los Tribunales, había otra puerta, ahí estaba la oficina del juez, ahí […] Cuando el juez abandonó la puerta yo cerré la puerta recién ahí, porque estaba desocupada y la otra puerta estaba más cerrada que la puta. salí afuera, no había nada… y de ahí me vine nomás.

A los tres días yo estaba en la […] solo, me vino a buscar una mula, venía a los pajaritos, me dice ella:
– Fue al juez ?
– Sí… ! (porque era la señora mía)
– Cómo la sacó ?
— Cagaste ! Para la mierda ! Perdiste todos tus derechos !

No le dije más… En la noche me fui a acostar yo, ella estaba para aquel lado, […] yo para acá. Me quedo dormido vaya a saber a qué hora de la noche… De un solo sacudón me sacó de la cama el diablo…   (Relato del encuentro con el Diablo)

Caí parado al piso, de la cama, así, con las frazadas que me correspondían a mí. Hecho un desesperado salí para afuera de la puerta y ví la puerta libre y empecé a santiguar la casa así, hasta que lo saqué al Diablo afuera. Me acosté, muy bién, me quedé dormido, cuando aclaró el día me levanté. Fuí a buscar el macho, lo estaba ensillando yo, ahí, en la puerta del comedor porque las casas […] ahora no están más las casas. Y dice ella:

– Quiere que le haga un churrasquito ? , me dijo, para que no se vaya en ayunas al campo… Yo iba a campear los mulos, uno era la mula baya, otra una alazana petiza que le decían “la caravana” porque era arqueada de lomo. Esa mula se la había comprado […] en lo de Pérez de allá de Luján (?), estaba mansita…
Cuando ella me avisó… , yo nunca cargaba cuchillo, pero esa vez andaba con un cuchillito, la boca (?) así puntudito y digo:
– Dónde está el asadito ?
Porque un churrasquito así nomás era, ahí nomás le voy a echar, no hay comedor…

Yo me saco el cuchillo y voy a cortar, cuando me vino un alegrón tan grande al pecho, que parece que se me iba a explotar el cuerpo entero… , y salía yo para afuera y alzaba los brazos arriba:
– Jesucristo bendito, que no me quiera llorar ! Porque se me venían a gritos los llantos y las lágrimas.
Por tres veces digo:
– No voy a poder comer ! Qué me irá a pasar conmigo? Nunca jamás he sentido ésto, digo esta aleggría tanto [momento grande ?] que parece que se me va a explotar el corazón […]
Digo de irme por el lado del naciente, después digo no, me voy por el lado de arriba, […] y de ahí, Una excavación así ! tan inmensa excavación !, de hondura así y cuadrada así, que andaban buscando mármol los mineros y no les dio resultado, andaba en el macho moro, tordillo, Burro como la puta madre!… El macho que pisa en la excavación cuando siento una voz que dice:
– Bajate de ahí, tenés que trabajar !
Yo que me bajo del macho así como a tres metros para adelante en vez de caer acá, caí hincado de rodillas, cuando escucho:
– Que se cierren tus ojos !
Se me cerraron los ojos, me tapó con llamas de fuego el diablo, me hacía estruendo el fuego en las espaldas…
– Llamá a Jesucristo y San Antonio para que te favorezcan…
Los llamé de un grito (?), se corrieron las llamas de fuego.
– Parate ahora !… , que se abran tus ojos !
Los mineros estaban a quinientos metros sde ahí para la mina, estaban trabajando la mina.
– Gritale a los mineros que bajen y le digan al juez que vos lo hiciste güevón al juez !
Tres veces me hizo gritarle a los mineros que le dijeran al juez que yo lo hice güevón… Puta que lo parió ! Y de ahí me dice […] , tenía que ir diciendo con los ojos cerrados.
– Qué animales vas tanteando… ? (la voz del Diablo) … Tanteaba el caballo tordillo, la mula baya, y yo sentí un tropelito adelante, cuando calculé que subía una lomita…
– Que se abran tus ojos !
El caballo tordillo era el que iba marchando en tropel, de las mulas no… andaba con un chicotito, cabo de fierro así, revestido, (?) pero la lonja de cuero, me dice:
-Botá ese chicote que ese chicote tiene muchos pecados !
Acá lo tenía porque yo tenía unos perros sumamente buenos, cuando había guanacada allá en el Nevado, éste… iba a los guanacos, los perros se metían por medio y los de adelante elegían a los más gordos… Algunos de puro golpe (?), los guanacos estaban muertos, a otros nomás le mordían el cuello. Yo siempre decía:
– Estos son unos ángeles que me ha mandado Jesucristo bendito a acompañarme… y era nomás… , Bueno, esa tarde cuando llegué a la casa, parece que era el rey de España que estaba ahí !, con una importancia de la mierda me encontraba… »

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Este libro fue editado como parte de haber optado y ganado una Beca del Fondo Nacional de las Artes. Referencia entrega de premios FNA en su oportunidad

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ruben.dario.romani@gmail.com

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