Argonautas del Folklore Imaginario (4) HOMENAJE A ANIBAL SAMPAYO

Escrito para ser publicado especialmente en IMAGINARIO

HOMENAJE A ANIBAL SAMPAYO. (Polo Martí), por Maíz.

 “La música del río y del hombre”

Un breve análisis sobre la música de Aníbal Sampayo

Sampayo-y-Mercedes-Sosa

Sampayo y Mercedes Sosa – reencuentro en el exilio en Suecia

Una Introducción necesaria

No sé cuándo conocí al querido Aníbal Sampayo, porque está tan unido a mi vida y la de mi familia, que no tengo noción precisa; pero cada vez que busco en mis recuerdos, vienen a mí imágenes en el patio de mi casa en Colón (E. R.), él en el arpa, Roberto Román en la guitarra, mi padre (el poeta Jorge E. Martí) matizando con sus poesías, mujeres y niños alumbrados por la magia y el encanto de la vivencia natural y profunda junto al Río de los Pájaros. Fue desde ahí que conocí las canciones de Sampayo; es decir, conformaron parte de mi mundo sonoro y desde entonces me acompañan permanentemente”.

De esta manera comienza un escrito hecho especialmente para el libro que el escritor e investigador Schubert Flores Vasella está concluyendo sobre la vida y obra de Aníbal Sampayo, y en el que me he dedicado al análisis de las características musicales de la obra de Sampayo y sus contextos.

Si bien tuve esos contactos iniciales, recuerdos de mi niñez, en esos momentos no podía comprender porqué Sampayo fue encarcelado y privado de su libertad; pero sí sabía que era algo injusto, triste y doloroso, porque así lo vivía toda mi familia y sus amigos entrañables.

Ya adolescente –y en los años de mis estudios universitarios- supe del exilio de Aníbal en Suecia, de su trabajo incansable para que la democracia verdadera pudiera hacerse realidad en su tierra uruguaya y Latinoamérica toda, y su inclaudicable decisión de no pisar tierra oriental hasta que el último preso político estuviera libre.

Fue así que hacia fines de 1984 Sampayo regresa de su exilio y se instala en Argentina, donde –entre otros memorables recitales- realiza su reencuentro con el público rioplatense ofreciendo, en el Estadio Obras Sanitarias de Buenos Aires, el recital “Canto por la Libertad”, junto al Grupo Siembra, y en el que participaron también Marian Farías Gómez, Los Trovadores (los históricos) y Washington Carrasco y Cristina Fernández (dúo del Canto Popular Uruguayo).

Luego de ese recordado recital, Sampayo realizó otras presentaciones en Bs. As. con Isabel Parra, Tito Véliz, Kelo Palacios y Ramón Navarro, y una gira por la provincia de Entre Ríos. Fue allí donde pudimos reencontrarnos y, luego de concluir sus presentaciones, recaló en nuestra casa de Colón, pues Sampayo seguía firme con su intención de no ingresar a su país mientras hubieran presos políticos. Recordemos que la ciudad natal de Sampayo, Paysandú, está frente a Colón, y las une el Puente Internacional Gral. Artigas sobre el río Uruguay.

Recuerdo intensamente esos días compartidos allí, en el río, en las costas colonenses, cuando contemplaba su ‘paterno’ y las costas del Uruguay querido, aún en manos militares. Parado en medio de nuestra canoa “Panambí”, exaltado, insultaba a los gritos a militares y represores uruguayos, sin siquiera pasar la frontera difusa entre ambos países. Así era Aníbal, pura convicción. Mientras renombrados artistas uruguayos, de gran popularidad, regresaban al “paisito”, aún en las garras militares, Sampayo seguía en sus convicciones, procurando ayudar desde esa retaguardia aparentemente pasiva.

Junto al querido Walter ‘Toro’ Díaz (su compañero de cárcel y exilio), con Sampayo fuimos armando una propuesta artística en la que, luego de algunas presentaciones en radios, teatros y festivales en E. R. en formato de Trío (Sampayo en arpa y canto, Walter en guitarrón y yo en guitarra), se me dio la posibilidad de armar un conjunto para acompañar a Aníbal y tener la responsabilidad de arreglar las canciones y dirigir dicho ensamble. El resto ya lo hemos relatado en anteriores escritos en Imaginario.

Solo resta decir que Sampayo fue muy importante en mi vida personal, artística y humana, y fue gracias a él que pudimos encontrar el cauce para el resurgimiento y expansión del Grupo “Maíz”, y ya en lo personal, encontrarme con mi compañera del arte y la vida, para transitar, desde allí, la vida a dúo. Por todo ello –y mucho más aún- he querido ser agradecido con el querido Aníbal; y aunque quizás nunca alcance todo lo que quisiera agradecerle, lo hice en vida de él, y lo transformé en un agradecimiento musical, cuando en 1986 compuse “Homenaje a Aníbal Sampayo”, para el grupo “Maíz”.

Pero antes de contar algunas particularidades de esta obra, se hace necesario contarles algo más sobre la música de Sampayo.

Sampayo y Polo Martí – Montevideo 1992

El mundo musical de Sampayo

Para uruguayos y argentinos, Sampayo tuvo un salto a la popularidad hacia fines de la década de 1950 y sobre todo en la década del ’60, cuando sus canciones “Río de los pájaros” y “Ky Chororo” fueron cantadas y grabadas por artistas de la talla de Jorge Cafrune, Los Trovadores, Mercedes Sosa, entre muchos otros. A partir de la creación del Festival de Cosquín –del cual Sampayo junto a diversos artistas y cultores del folklore fue fundador- y con el auge conocido como “boom” del folklore, su música encontró eco no solo en los artistas y en el público, sino también en los ámbitos escolares. Sus canciones estaban en boca de niños y jóvenes gracias a la escuela.

Luego seguirían otras obras que encontraron rápidamente el gusto popular, como “Cielo en Flor”, “Tino”, “Verde Litoral”, “Peoncito del mandiocal” (grabada por Quilapayún con Víctor Jara), “Garzas Viajeras”, “Coplitas del pescador”, etc.

Aníbal abrevó fundamentalmente en la música de la región Litoral, entiendo por ella un gran ámbito cultural, de herencia guaranítica, que hermana su Uruguay con el Litoral argentino, pero también abraza a Paraguay y el Sur de Brasil. Toda esa región fue destino de incansables viajes y experiencias de joven, en los que pudo compenetrarse no solamente con las expresiones artísticas y musicales, sino fundamentalmente con las problemáticas que acuciaban a los habitantes de los pueblos más marginados y despojados, dueños verdaderos de la tierra. Fue ahí que Sampayo abrevó en las expresiones folklóricas, allí aprendió a tocar el arpa y se empapó con la savia profunda del Litoral, en esa naturaleza prodigiosa y a la vez de grandes injusticias, y en contacto permanente con los hombres y mujeres más allá de las fronteras.

La preocupación de Aníbal por compenetrarse con el ‘alma’ de la música de la región lo llevó a investigar acerca de sus orígenes, realizando trabajos de campo y llegando a colaborar con el destacado musicólogo uruguayo Lauro Ayestarán, a través de años de intensa labor. En un escrito publicado originalmente en el diario “El Debate”, de Montevideo en 1966, nos dice: “En cuanto a mi obra la inspiración deriva de nuestro norte litoral uruguayo, con un sentimiento musical que se extiende hasta y desde Corrientes, Misiones, y del Paraguay, donde viví algunos años consustanciado con su gente, su naturaleza, y donde las raíces de mi canto sorbieron el doliente lirismo, del paisaje humano de la tierra hermana. Por eso, en mi obra he tratado de sintetizar los rasgos comunes del hombre, antes que las diferencias de cada región, que en este caso no existen. Para eso antes es necesario vivir como elemento participante; acercarse, sufrir personalmente el quehacer de la vida de quienes se ven retratados en mis canciones; el pescador, Tino, Cieguito cantor, El Sandierito, etc., son asuntos reales, que como artista y compositor he conocido y tratado”.

En ese mismo trabajo, dejando en claro el sentido social de su trabajo, agrega: “… Sueño, y al mismo tiempo estoy asido a la realidad cotidiana. Con mi obra no persigo sólo gustar por mi música, sino hacer conocer mi país, más allá de lo que recogen las frías informaciones periodísticas. Creo que llegando la misma al corazón del pueblo, puede llevar también a su conciencia la idea de su situación. No escribo música y versos por el solo hecho de ser un hombre conocido y que ello me reporte la oportunidad de comerciar con dicha circunstancia. Hay algo mucho más profundo en mi espíritu: el de un testigo que a fuerza de ser fidedigno, es fiel ante el espectáculo social y humano que atestigua” (…) “Por eso aparece desde abajo la muda protesta del sector empobrecido que lleva a las coplas, cantares, dichos y refranes, los anhelos de reivindicación”. (…) “Por eso en mis canciones hay algo de todo eso: como un testimonio y un alerta”.

Como hemos dicho, más allá de sus trabajos musicales sobre géneros del folklore latinoamericano que abordó en diversas etapas de su vida, como el joropo “Simón Bolívar”, la habanera “José Martí”, la canción andina “Tupac Amarú”, o el vals peruano “Desde el Callao”, entre muchos otros, sin duda que la mayor parte de sus composiciones están dedicadas a la música del Litoral. Por un lado las canciones basadas en géneros como el chamamé y algunas variables ligadas fuertemente a éste (la canción del Litoral, la galopa y la polca paraguaya), así como también abordó el sobrepaso, la polca criolla o rural (de pié binario), la chamarrita, lamilonga, el schotis, rescatando asimismo antiguas formas folklóricas casi extinguidas como elgato polqueado o el cielito.
Dos canciones

Para comprender y quizás ayudar a una mejor apreciación de mi Homenaje a Aníbal Sampayo, quiero describir algunas características de las dos canciones sobre las cuales trabajé en la misma. Se trata de dos obras bien conocidas, como son su sobrepaso “Ky Chororó”, una de sus primeras composiciones de mediados de la década de 1950, y “Hasta la Victoria”, canción compuesta cuando llega a Sampayo la noticia del asesinato de Ernesto Che Guevara, en 1967.

 

Ky Chororó es la onomatopeya del canto del ave conocida como “Tataupá”, especie de perdiz de plumas grisáceas, color ceniza (en guaraní ceniza se dice “Tata upá”, que significa fuego terminado o apagado; tata es fuego, upá es terminado). La canción describe al pescador en el río Uruguay, solo “en la cancha del río”, como parte de todo ese universo y compenetrado en su cosmogonía. Allí el pescador dialoga con las cosas y los seres de ese mundo; así es que en un momento, en medio de ese silencio cargado de vitalidad, el pescador grita “Tataupá!”, llamando al ave, y ella aparece en escena en vuelo rasante, y responde con su canto “Ky Chororó!”.

Esta canción, con ritmo de sobrepaso (o rasguido doble), incorpora muy pocos elementos melódicos, de extracción modal: solo 3 notas para el primer motivo inicial (si-sol-la), agregando la nota mi al final: “Pasa mi río / caminito de cristal; mi dulce río / canto azul que busca el mar. Luego, al decir “¡Tata upá!, ky chororó, ky chororó, ky chororó”, incorpora otro giro netamente modal (con las notas fa#-mi-fa#-re-mi). La armonía incluye dos acordes para la primera frase, Mim–Lam, y ReM–Mim para la siguiente. Son relaciones armónicas modales, sin sensibles tonales, ni melódica ni armónicamente.

En el libro “El canto elegido”, Sampayo nos dice: “El río (…), como todo elemento natural, tiene su propio ritmo: pausado y ondulante, factor preponderante que determina en el hombre de las riberas, en este caso el compositor, su influyente fuerza creadora…”.

Por eso en esta obra encontramos una sonoridad que nos suena como más “antigua”, que otorga en su melodía una sensación de blandura y ondulación que nos remite al ondular del río, de ese “camino fluvial”, como dice el propio compositor.

Además, es probable que Sampayo haya incorporado esos pasajes modales (presentes en muchas de sus obras) desde su vinculación con el arpa, instrumento diatónico que, cuando se toca música en modo menor (como el caso de Ky Chororó), le imposibilita incluir sensibles (salvo la utilización de alguna llave especial que algunos arpistas han incorporado). En el caso del “Ky Chororó”, la melodía y armonía pueden tocarse perfectamente en el arpa (afinada en SolM o Mim).

 

La otra obra que incluí para el Homenaje, es “Hasta la Victoria”, compuesta cuando Sampayo se entera que Ernesto “Ché” Guevara fuera asesinado. Es una canción escrita en su homenaje, con una gran fuerza épica, transmitida en lo musical con otro esquema melódico-armónico, incorporando al comienzo cromatismos, sensibilizaciones y una armonía de gran peso y estructura tonal, funcional, que se corresponde con el momento en el cual el Ché se presenta: “Yo soy Ramón, / aquel que rompe las cadenas; / buril, solar, la fe / que enciende las hogueras…” (Ramón era el nombre de guerra del Ché). La utilización de lo cromático da dramaticidad y fuerza a la canción, resultando casi un discurso en la voz del propio Ché.

Por otro lado, para el momento más sentencioso y -podríamos decir- amenazante de la canción, Sampayo recurre a la escala modal, en su Estribillo, incorporando una escala menor antigua, con la secuencia ReM–Mim, cuando dice “¡Que tiemble el verdugo opresor, el buitre insaciable del mal!…”.

La base rítmica es el sobrepaso, con un momento un poco más ‘amilongado’ en la primera parte, y de un ritmo más exacerbado en el Estribillo.

Trama para Homenaje a Aníbal Sampayo

“Homenaje a Aníbal Sampayo”

Elegí estas dos canciones de Aníbal, porque son como dos pilares en su obra; representan, de alguna manera, dos mundos relevantes en la vida y obra de Sampayo: el mundo del río, su paisaje, sus seres, el tiempo, que transcurre como las aguas del río; y el Ché como emblema de las causas reveladoras en Latinoamérica, por una justicia social y la libertad del ser humano.

Mi composición es instrumental, por lo cual quienes conozcan estas obras de Sampayo encontrarán mayores referencias y podrán –de alguna manera- seguir el ‘juego’ que propone la misma. Está compuesta para quena/ocarina, flauta, violín, charango y dos guitarras.

Se exponen ambas canciones. Primero es “Hasta la victoria”, en quena; esta exposición va teniendo diversas tramas, que poco a poco permitirán introducir elementos del “Ky Chororó”. Distintos climas musicales van pasando de la vibrante canción al suave sobrepaso. Permitirá el protagonismo de diversos instrumentos, incluyendo un bellísimo solo de ocarina, instrumento de un sonido incomparablemente bello y luminoso, como también un solo de charango, junto a variaciones más virtuosas a cargo de flauta o violín.

Las guitarras emulan de alguna manera la sonoridad del arpa paraguaya (instrumento que Sampayo interpretó maravillosamente), y a su vez incorporan distintas maneras de acompañamiento sobre la clave rítmica del sobrepaso.

Luego de la exposición de “Ky Chororó”, se irán introduciendo breves contrapuntos sobre elementos temáticos de “Hasta la victoria”, hasta llegar al momento final, en el cual los instrumentos participantes intervienen con melodías de ambas canciones, las cuales conviven, generando sonoridades muy interesantes a nivel melódico, rítmico, armónico, contrapuntístico y tímbrico.

En el final dialogan ambas canciones, y de algún modo representa un diálogo entre el pescador (y todo su mundo Litoral) y el Ché (luchador por el pueblo Latinoamericano y del mundo).

 

Esta composición me motivó a realizar una versión orquestal, la cual se transformó en “Ríos Profundos” (también para recordar y homenajear a José María Arguedas, a través de su bella obra “Los ríos profundos”), que en 2003 fuera estrenada por la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos, dirigida por el recordado Mtro. Reinaldo Zemba.

En próximos envíos podremos compartir también esta versión.

 

Leopoldo “Polo” Martí

 

 Hasta la victoria

(canción)

Yo soy Ramón, aquél, que rompe las cadenas,

buril, solar, la fe, que enciende las hogueras

clamor fundamental, la voz de la justicia,

el que a la suave brisa, lo torna en vendaval

yo soy Ramón, aquél, que vive más allá.

 

Que tiemble el verdugo opresor

el buitre insaciable del mal

detrás de la muerte yo soy

Ramón la victoria final.

 

Yo soy Ramón, aquél, la luz del oprimido

la carne, sangre y piel del hombre redimido

yo soy, el león que va cruzando la montaña

por montes y quebradas, rugiendo libertad

yo soy Ramón, aquél que nunca morirá.

Que tiemble el verdugo opresor

el buitre insaciable del mal

detrás de la muerte yo soy

Ramón la victoria final.

 

L. y M.: Aníbal Sampayo

 

 Ky Chororó

(sobrepaso)

Pasa mi río…

caminito de cristal,

mi dulce río…

canto azul que busca el mar.

 

Ta, ta, upá…

Ky chororó,

ky chororó,

ky chororó.

 

Rema que rema…

palita de Ybyratá,

la luna llena…

medallón sobre el palmar.

 

Ta, ta, upá…

Ky chororó,

ky chororó,

ky chororó.

 

Potro del agua…

canoíta que te vas,

camino que anda…

hombre, río y soledad.

 

Ta, ta, upá…

Ky chororó,

ky chororó,

ky chororó.

L. y M.: Aníbal Sampayo

Link para escuchar el audio: https://soundcloud.com/polo-mart/02-homenaje-a-an-bal-sampayo

 

Homenaje a Aníbal Sampayo” (Polo Martí).

Intérprete: Grupo “Maíz”. CD “Viajero por la tierra” (Milan Sur, Francia, 1992).

  • Luis Rigou: quena, ocarina, flauta.
  • Esteban Gil Pereiro: charango.
  • Polo Martí: guitarra.
  • Eduardo Egüez: guitarra.
  • Beti Plana: flauta y accesorios.
  • Fabrizio Zanella: violín.

 

LEA además en NuevoIMAGINARIO:

0.  Argonautas del folklore imaginario.

1. “Folklore: raíz y fruto”: conceptos.

2. Santiago Bértiz: un cuyano de ‘pura cepa’.

3. “Angelita Huenumán”, canción de Víctor Jara por “Maíz”.

4. “Homenaje a Aníbal Sampayo”, por Maíz.

5. “Dos vuelos”, de Luis Rigou, por “Maíz”: una propuesta de vanguardia.

6. “Viajero por la tierra”, por “Maíz”: cuando el huayno viaja por otros mundos sonoros. (Próximamente… Polo ponete las pilas ! )

 

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Un pensamiento en “Argonautas del Folklore Imaginario (4) HOMENAJE A ANIBAL SAMPAYO

  1. polo, gracias por estos tremendos detalles tan bien escritos…… hace unos 11 años que escucho Maíz y he compartido con personas que se cruzaron en mi camino…. disco perfecto!! un guitarrista amigo del gran Egüez hizo una copia para mí en cassete…. he tocado Viajero por la Tierra con ocarina, quena, charango, guitarra…. daría el tiempo todo para poder conformar algo así….

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